Hoy les comparto contenido centrado en el arte del Liderazgo, aquella habilidad que, en tiempos como los que vivimos se requiere alimentar con recursos psicosociales y emocionales. Un buen amigo me solía decir: “Marcia…tenemos que trabajar por un Liderazgo Épico y hoy cobra trascendente relevancia”.
¿Qué es un liderazgo épico?
Podríamos definirlo como aquel
que acompaña en el camino de las derrotas y de los triunfos, el que marca
historias junto a su equipo, aquella persona que se lidera a si mismo y entrega
lo mejor a su equipo. Además, enseña y evalúa. Siiiii ¡¡¡ Evalúa, no
corrige…!!!! ya que, si nos centramos en el corregir constantemente, estamos
liderando en base a las debilidades y al error, lo que dificulta el camino del
crecimiento individual, grupal y organizacional.
Cuando lideras descubriendo
fortalezas, “evalúas” …estimas, aprecias y calculas el valor de una
persona. En ese momento se genera un espacio de mejora, para identificar una
urgencia NO ignorable, la cual se convertirá en un factor impulsor para el
logro de un objetivo individual y/o grupal.
Cuando llegas por primera vez a
un lugar, para estar a cargo de un equipo, ¿Qué es lo primero que haces?
Si bien, el punto inicial es
saludarlos, conocerlos; pienso que lo constructivo, es encontrar y valorar las fortalezas
de cada uno de los integrantes del equipo, porque pienso que alimenta el alma. Es
un momento muy valioso, que debes invertir y ocuparte si quieres desarrollar un
liderazgo épico.
Si bien te puede sonar algo
conocido, la ejecución del encontrar las fortalezas de otra persona no siempre
es fácil. Hay personas introvertidas, que a veces no quieren darse a conocer o
bien transitan por un esquema transaccional y en ocasiones se encuentran
ausentes de expectativas, lo que dificulta aún más, liderar en base a las
fortalezas.
Por lo general nos enseñan técnicas
para el autoconocimiento de uno mismo, sin embargo, identificarlas en otras
personas es más complejo; conlleva tiempo, entrega, paciencia y amar lo que
haces.
Partamos por contextualizar las
Fortalezas….
En la psicología positiva, según Martín Seligma, las fortalezas se pueden definir como, el estudio científico de
las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, que ayudan a
mejorar la calidad de vida de los individuos.
Si observamos el término técnico,
en un entorno laboral, las fortalezas corresponden a un patrón en la forma de
pensar, sentir y hacer; que permite crear valor de manera natural y energizante,
para el logro de un objetivo común.
Por esta razón, cuando estimulas
y potencias las fortalezas, la energía vigorosa se multiplica, se contagia, en
los integrantes de un equipo y puedes llegar a tener conversaciones de retroalimentación
muy poderosas y benéficas para ambas partes (colaborador y líder); que avanzan en
pro de las expectativas personales v/s los objetivos del equipo y la organización.
Por otra parte, conocemos la zona
de confort, donde la experiencia actual está al límite. Luego viene la zona de aprendizaje
o desconocida, aquella que a veces nos hace huir o bien nos hace crecer. También
existe la zona de pánico, cuando te bloqueas y el miedo te paraliza.
El gran desafío para un liderazgo
épico es transitar e identificar aquellas zonas.
¿En qué zona te encuentras hoy?
Cuando llegas a la zona de pánico,
el miedo no debe congelarte, por el contrario te debe movilizar a construir una
nueva historia, acciones que te permitan orientar al equipo, en búsqueda de un
bien común, entregarles seguridad y confianza, enseñarles estrategias, fortalecer
sus fortalezas, virtudes y habilidades, ya sean técnicas u actitudinales.
De esta manera, estarás
contribuyendo no solo a lograr un liderazgo épico, sino también a entregar valor y satisfacción, y lo más importante acompañar el camino de tu equipo hacia la colaboración, a una sociedad más justa, criteriosa, integra y servicial.
“Las fortalezas traducen valores
y virtudes (La Doble V), una formula que construye mejores seres humanos y una mejor sociedad”
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